martes, 5 de febrero de 2013

Flores que se ahogan en la miel (8-4-2010)



Como un místico gato que araña mi espalda,
tornaré mis ojos y le gritaré a tu calma
mientras se derraman mares de mieles. Y de almas.


Aún (4-5-2011)



No me faltó tiempo.
Lo tuve todo, en mis manos
que temblaban, derramándolo,
como hormigas que huían de mis abrazos.

No me hizo falta más que un pequeño instante
para cegarme de la luz que tus ojos me escupían.
Y volqué mi porfía en ataques de ilusiones
por conseguir, como trofeo, tu flor febea.

Pero demasiado ardía mi sangre,
Demasiado fuerte respiraba mi mente,
Demasiado crujían mis emociones,
Y demasiadas ondas lanzaba mi alma, vibrando.

Y te asustaste. Y volaste. Y huiste.
Y desapareciste.
Y mis pies, embarrados de razón,
se negaban a perseguirte.

Aún hay conflictos en mi jaula,
bélicas batallas entre elfos y cisnes.
Aún levanto la mirada cuando silban los árboles
por si fueran tus manos las que mecen sus ramas.
Pero no te guardo rencor, no puedo.
Mi locura se disfraza de gris calma.
Si fue un capricho, aún lo siento.
Si estuve enamorado, aún me quema.

Ni tú has muerto ni yo he dejado de vivir.
Pero aún agonizo. Pero aún respiro.
Pero aún me desangro. Pero aún brillo.